Ni periodistas resentidos, ni políticos frustrados. Sin agenda y con los temas clavados en la frente. Un poco de aire vicioso, dedos afilados y conspiraciones absurdas que nunca ven la luz. Ninguna cereteza, pocas palabras y mucha deformación del lenguaje... Más vale tarde que nunca, Un millón de moscas hace su lanzamiento mundial en tierras sudacas sin ningún sentido especial y con una cuota de ira particular...

El tercero en discordia

El mismo día que Argentinos Juniors se coronó campeón, hizo su debut en las calles Tiempo Argentino, el nuevo diario de Sergio Szpolski, empresario de medios y propietario de El Argentino, Buenos Aires Económico, VeintitrésNewsweek versión local, Miradas al Sur, Diagonales (La Plata) y Radio América, entre otros. En los días previos a la salida del flamante matutino ya se especulaba con que, en sintonía con las demás publicaciones del Grupo, tendría una línea editorial afín al Gobierno nacional.

Así lo confirma, por ahora, el contenido de su primera edición de papel (aún no hay versión digital). Un título de tapa duro con un referente opositor, noticias que se parecen a pauta oficial y una entrevista benevolente a un alto funcionario del kirchnerismo despejan dudas, aún cuando el primer número de Tiempo no incluye editorial ni presentación a los lectores de ningún tipo.

Es pronto para decir que, si el diario sobrevive más allá de 2011, las cosas seguirán igual. Se sabe de la cercanía de Szpolski con la "pata comunicacional" del Gobierno. Sin embargo, un alto gerente del sector comercial del Grupo se mofa: "Cuando Néstor perdió el 28 de junio pensé que estábamos fritos. Pero después me di cuenta de que acá somos amigos de todos. Si gana Cobos vamos con Cobos, no hay problema". Y concluye: "Con el único que no nos llevamos bien es con Macri, pero Macri no va a ganar...".

En cualquier caso, Tiempo Argentino llega en un buen momento. Detrás de Clarín y La Nación (Perfil no es un periódico) hay una plaza abandonada hace tiempo por Página/12 que experimentos posteriores no supieron ocupar. Crítica de la Argentina, en vías de extinción y paralizado porque la empresa propietaria no paga los sueldos a los trabajadores, fue el último fallido intento.

Justa y curiosamente, Tiempo fue el único diario que el domingo se hizo eco del conflicto en Crítica, en una primera edición donde se mostró una intención de ofrecer una agenda distinta, oxigenada. En el hábito de informarse no existe el amor a primera vista, pero por prepotencia de trabajo, Tiempo Argentino podría jugar un papel interesante. Al menos el próximo año y medio.

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