Ni periodistas resentidos, ni políticos frustrados. Sin agenda y con los temas clavados en la frente. Un poco de aire vicioso, dedos afilados y conspiraciones absurdas que nunca ven la luz. Ninguna cereteza, pocas palabras y mucha deformación del lenguaje... Más vale tarde que nunca, Un millón de moscas hace su lanzamiento mundial en tierras sudacas sin ningún sentido especial y con una cuota de ira particular...

Estilo K (de Kafka)


Franz Kafka ilustra varias veces por semana las primeras páginas del matutino de mayor circulación nacional. Hermenegildo Sabat, artista plástico y dibujante de destacada trayectoria que en abril de 2008 provocó un enojo a Cristina Fernández, tomó por hábito incluir en sus caricaturas políticas que publica a diario en Clarín al exinto escritor, como lo llama en los epígrafes.


La silueta de Kafka -las orejas puntiagudas y el cuello alargado- aparece últimamente junto a la Presidenta, Néstor Kirchner, Aníbal Fernández, Florencio Randazzo o Julio De Vido. Acompaña siempre a exponentes puros del kirchnerismo, como si Sábat sospechara de una íntima esencia kafkiana en la forma que se concibe la política a partir de los K.


¿Es así? ¿Hay un mensaje sutil del caricaturista, o Kafka no es más que un fetiche para él? Sábat suele jactarse de no leer las notas que ilustra. En cualquier caso, ninguna decisión editorial en Clarín es inocente. A instancias de Sábat o no, Franz Kafka debe tener algún nuevo sentido para Ricardo Kirschbaum.


Y si el mensaje codificado existiera, ¿qué sería lo kafkiano de la política en la era kirchnerista? Lo absurdo no parece ser una cualidad específica del kirchnerismo, al menos no comparado con gobiernos anteriores. Alguien podría decir que la cuestión pasa por la transformación, la metamorfosis que experimentaron los Kirchner de los noventa a esta parte.


Desde la vereda opuesta, podría pensarse en una silenciosa rebeldía de Sábat. En la literatura kafkiana también habita la inversión de la realidad por la fuerza de la negación: si un loco se convence de que no está loco, los locos son los demás. ¿Un mensaje al Grupo Clarín?


Suposiciones. Lo que sí es seguro es que el fanatismo de Hermenegildo Sábat por Kafka no termina en Clarín: lo lee desde los 14 años, cree que su caricatura le sale muy bien y donó diez acuarelas con la imagen del escritor para la Bienal Borges-Kafka que se desarrolla este mes en Buenos Aires.

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